miércoles, 19 de junio de 2013

Dos escoceses en el derby del 3-3


Después de demasiado tiempo de silencio, este blog vuelve a reactivarse gracias a la vitalidad de dos nuevos béticos escoceses que aprovecharon su estancia Erasmus en la ciudad de Granada para plantarse en Sevilla el día del derby (el del 3-3, el de un empate que supo a victoria por la actitud de los béticos, los 11 que estaban sobre el terreno de juego y los 50.000 que había en las gradas).
Craig y David nos describen en este post cómo vivieron un día muy especial.  
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Después de empezar a seguir el Real Betis Balompié hace un año y medio, siempre teníamos muchas ganas de asistir a un partido en el Estadio Benito Villamarín. Pues ¿qué mejor oportunidad para realizar este sueño que el derbi sevillano?
 
Llegamos a Sevilla el viernes por la tarde, el momento perfecto para tomar unas cervezas y aprovechar el sol andaluz. Tras dejar la maleta en el albergue, pasamos por sitios turísticos como la Plaza de España, la Catedral y la Plaza de Toros.

Durante la tarde, aumentaba el número de  camisetas del Betis y del Sevilla en la calle preparándose por el partido. Parecía que iba ser un gran partido…

Ocho horas después de llegar en Sevilla, nos encontramos en los alrededores del estadio. ¡Parecía que todos los sevillanos estaban ahí! No nos podíamos mover por todos los béticos que estaban cantando (y bebiendo, por supuesto).

Diez minutos después, empezaron las gritos de unos 40.000 aficionados cantando juntos “AQUÍ ESTAMOS TODOS PA CANTARTE TU CANCIÓN”. El ambiente fue inmejorable, en este momento fue evidente que esta noche no iba ser nada que ver con la mayoría de partidos en Escocia.  

Sin embargo, la afición bética tuvo que sufrir durante la primera media hora: Rakitic marcó dos tantos y Negredo añadió uno más antes del minuto 35. El Betis estaba en dificultades, tenía que marcar 3 goles en menos que una hora. ¿Probable? No. ¿Pero posible? Siempre.

Empezó el regreso bético en el minuto 43, cuando Pabón se benefició de un error de la defensa sevillista y dio algunas esperanzas a los béticos antes del descanso.

A pesar de ese gol, los sevillistas estaban cantando y saltando hasta el punto que se movía el estadio. Cuando re-empezó el partido, la afición visitante estaba más tranquila tras un gol de Pabón y la roja de  Medel. Ahora el partido Tenia el olor de un empate improbable, o incluso de una victoria, y se notaba en la animación de los béticos que nunca habían dejado de apoyar su equipo.

La media hora que siguió pasó demasiado rápido desde el punto de vista del Betis, pero, en el momento cuando parecía que los 10 de Sevilla iban a sobrevivir, llegó Nosa para poner un gol de cabeza y empezar las celebraciones en el Benito Villamarín. Los verdiblancos podían marcar uno más durante el tiempo adicional pero al final bastaron con un empate que va a entrar en la historia.

Tras el fin del partido se vio la otra cara del fútbol español, cuando las dos aficiones empezaron a tirar cualquier objeto que tenían a mano arriba de la pared. Afortunadamente, la policía reaccionó de manera muy rápida y profesional (aunque utilizara mucha fuerza) y había problemas graves, golpeando los ultras con sus porras a menos de un medio metro de nosotros.

 
Llevamos la bandera bética escocesa desde las vallas publicitarias (los únicos béticos todavía en la tercera grada detrás del gol) además con un policía guardándonos, con la sección al lado todavía lleno de sevillistas. Una vez recogida la bandera, nos fuimos del estadio después de casi dos horas de una gran descarga de adrenalina a la Palmera para brindar unas cervezas con los béticos jubilosos.

 

Craig Murray       David McEwan