Craig y David nos describen en este post cómo vivieron un día muy especial.
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Después de empezar a seguir el Real Betis Balompié hace un año y medio,
siempre teníamos muchas ganas de asistir a un partido en el Estadio Benito
Villamarín. Pues ¿qué mejor oportunidad para realizar este sueño que el derbi
sevillano?
Llegamos a Sevilla el
viernes por la tarde, el momento perfecto para tomar unas cervezas y aprovechar
el sol andaluz. Tras dejar la maleta en el albergue, pasamos por sitios
turísticos como la Plaza de España, la Catedral y la Plaza de Toros.
Durante la tarde, aumentaba el
número de camisetas del Betis y del
Sevilla en la calle preparándose por el partido. Parecía que iba ser un gran
partido…
Ocho horas después de llegar en Sevilla, nos encontramos en los alrededores del estadio. ¡Parecía que todos los sevillanos estaban ahí! No nos podíamos mover por todos los béticos que estaban cantando (y bebiendo, por supuesto).
Ocho horas después de llegar en Sevilla, nos encontramos en los alrededores del estadio. ¡Parecía que todos los sevillanos estaban ahí! No nos podíamos mover por todos los béticos que estaban cantando (y bebiendo, por supuesto).
Diez minutos después,
empezaron las gritos de unos 40.000 aficionados cantando juntos “AQUÍ ESTAMOS
TODOS PA CANTARTE TU CANCIÓN”. El ambiente fue inmejorable, en este momento fue
evidente que esta noche no iba ser nada que ver con la mayoría de partidos en
Escocia.
Sin embargo, la afición
bética tuvo que sufrir durante la primera media hora: Rakitic marcó dos tantos
y Negredo añadió uno más antes del minuto 35. El Betis estaba en dificultades,
tenía que marcar 3 goles en menos que una hora. ¿Probable? No. ¿Pero posible?
Siempre.
Empezó el regreso bético en
el minuto 43, cuando Pabón se benefició de un error de la defensa sevillista y
dio algunas esperanzas a los béticos antes del descanso.
A pesar de ese gol, los
sevillistas estaban cantando y saltando hasta el punto que se movía el estadio.
Cuando re-empezó el partido, la afición visitante estaba más tranquila tras un
gol de Pabón y la roja de Medel. Ahora
el partido Tenia el olor de un empate improbable, o incluso de una victoria, y
se notaba en la animación de los béticos que nunca habían dejado de apoyar su
equipo.
La media hora que siguió
pasó demasiado rápido desde el punto de vista del Betis, pero, en el momento
cuando parecía que los 10 de Sevilla iban a sobrevivir, llegó Nosa para poner
un gol de cabeza y empezar las celebraciones en el Benito Villamarín. Los
verdiblancos podían marcar uno más durante el tiempo adicional pero al final
bastaron con un empate que va a entrar en la historia.
Tras el fin del partido se
vio la otra cara del fútbol español, cuando las dos aficiones empezaron a tirar
cualquier objeto que tenían a mano arriba de la pared. Afortunadamente, la
policía reaccionó de manera muy rápida y profesional (aunque utilizara mucha
fuerza) y había problemas graves, golpeando los ultras con sus porras a menos
de un medio metro de nosotros.
Llevamos la bandera bética
escocesa desde las vallas publicitarias (los únicos béticos todavía en la tercera
grada detrás del gol) además con un policía guardándonos, con la sección al
lado todavía lleno de sevillistas. Una vez recogida la bandera, nos fuimos del
estadio después de casi dos horas de una gran descarga de adrenalina a la
Palmera para brindar unas cervezas con los béticos jubilosos.
Craig Murray David McEwan