Mañana hará 14 años desde que vivimos ese mágico momento para la Historia: la Copa del Rey y la primera clasificación de un equipo andaluz para la Champions League para nuestro Betis. Ese momento que ya forma parte de los más grandes logros de la Humanidad, ese momento, que sólo puede tener parangón con el descubrimiento del Fuego, la Rueda y la Agricultura, con la invención de la imprenta, con la toma de la Bastilla, con la llegada del Hombre a la Luna o con el toque por Soleá de Paco de Lucía. Todos esos momentos que han elevado al espíritu común de la Humanidad a un estadio superior que nos ayuda e ilumina el futuro a todas las gentes de buena condición. El bien absoluto alcanzado por momentos.
Desde entonces, muchas cosas han ocurrido en este mundo, algunas muy señaladas y recordadas como el nacimiento de entidades históricas como la Real, Fervorosa, Seráfica, Servita, Devota, Pontificia, Humilde y Muy Ilustre Peña Bética de Escocia "No busques más que no hay". Otras tan insignificantes que ni siquiera vamos a mencionar.
Han pasado Emanás, Beñats, Irineys, Maciás, Olleros, Guillenes, Loperas, Sacristanes, Setienes, Matillas, Damiás u Odonkores por dentro del Betis. Rajoyes, Juan Carlos Primeros, Obamas, Lulas da Silva, Ratzíngeres o Benedictos 16 han tenido que conformarse con disfrutar y perder cargos menores fuera de nuestro Betis; y siempre mirando con envidia a los que estaban dentro y entregaban su tiempo y dedicación a la más nobles de las causas que jamás ha existido desde el principio de los tiempos.
Tengo que interrumpir este relato que tan gustosamente acabo de iniciar porque he de volver al trabajo, ése que purifica el espíritu de los que no lo tienen ya puro por la gracia del amor a nuestro Betis, no sin volver a reflexionar sobre estos 14 años. Catorce años que han sido tanto y tan poco, 14 años en los que nos siguen sustentando sólo tres pilares eternos: Lorenzo Serra Ferrer, Joaquín Sánchez y la Reina Isabel II de Inglaterra.
La Libertad Guiando al Pueblo, Delacroix, 2005.